martes, 3 de febrero de 2009

historia de los irmandiños

La "Grande Guerra Irmandiña" (Gran Guerra Irmandiña) tuvo lugar entre los años 1467 y 1469. Los preparativos para la formación de una Irmandade Xeral (hermandad general) empezaron en los años anteriores por parte de Alonso de Lanzós y con el apoyo de varios ayuntamientos (La Coruña, Betanzos, Ferrol, Lugo); que actuaron como motores iniciales del movimiento. En este caso, la revuelta irmandiña fue una auténtica guerra civil por la participación social que tuvo.
Años consecutivos de malas cosechas y pestes provocaron una revuelta popular. Según los testigos del juicio Tavera-Fonseca, los irmandiños contarían con unos 80.000 efectivos. En la organización y dirección de la guerra irmandiña participaron varios grupos sociales: campesinos, gentes de ciudades, baja nobleza, hidalguía e incluso miembros del clero (varios miembros de la estructura eclesiástica apoyaron económicamente a los irmandiños). Los jefes del movimiento pertenecían a la baja nobleza (hidalgos). Pedro de Osório actuó en el centro de Galicia, sobre todo en la zona compostelana, Alonso Lanzós dirigió la revuelta en la zona norte de Galicia y Diego de Lemos dirigió las acciones irmandiñas en el sur de las provincias de Lugo y norte de Orense. El auge del movimiento irmandiño fue posible por la existencia de lo que el estudioso Carlos Barros llamó "mentalidad justiciera y antiseñorial" de la sociedad gallega bajomedieval, que rechazaba las injusticias cometidas por los señores, considerados popularmente como unos "malhechores".
Los enemigos de los irmandiños fueron fundamentalmente nobles laicos, dueños de castillos y fortalezas y encomenderos de las principales iglesias y monasterios. Los irmandiños destruyeron alrededor de 130 castillos y fortalezas durante los dos años de la guerra irmandiña. Los linajes Lemos, Andrade y Moscoso fueron el blanco preferido de los irmandiños. Los irmandiños, por el contrario, no atacaron a los eclesiásticos. En un primer momento parte de la nobleza que sufrió la ira de los irmandiños huyó a Portugal o Castilla. En 1469, Pedro Madruga inició desde Portugal el ataque feudal, con el apoyo de otros nobles y de las fuerzas del arzobispo de Santiago de Compostela. Las tropas feudales, que contaban con una mejor maquinaria de guerra (las tropas de Pedro Madruga usaban modernos arcabuces), vencieron a los irmandiños; arrestando y matando a sus líderes. La victoria de las tropas de Pedro Madruga se debió en parte al apoyo de los reyes de Castilla y Portugal, además de la división de las fuerzas irmandiñas.

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